sábado, 16 de abril de 2011

La pintana (consultorio)

Un Machi en el consultorio de La Pintana

Uniendo saberes

La viabilidad de la complementación entre la medicina tradicional y la sanación mapuche queda de manifiesto en la experiencia que hace más de cinco años se vive en un consultorio de la Pintana, donde la ruca del machi Manuel Lincovil ya forma parte de la cotidaneidad de los pacientes.

Por P.G y R.M.

"Nosotros respetamos la medicina tradicional, porque responde a una serie de estudios, del cuerpo, de la fisiología, de la bioquímica, ellos tienen mucho conocimiento de la vida por la via de la investigación, pero nosotros tenemos nuestra propia manera de hacer medicina, y tambièn queremos que sea respetada, y que las pràcticas no compitan sino que se complementen. Lo que nosotros no podemos hacer, tal vez puedan hacerlo ellos y viceversa. Lo que importa es que salga ganando la gente".

Con esta sencilla afirmación, el Machi Manuel, resume el motivo por el cual, hace más de cinco años, atiende a los pacientes en una ruca instalada en un consultorio de La Pintana, una de las comunas de mayor población mapuche de Santiago. Concibiendo la enfermedad como manifestación del desequilibrio entre el cuerpo, el espíritu y la mente, el machi da respuesta a una gran cantidad de personas que sufren las consecuencias de una precaria calidad de vida, poblada de problemas familiares y económicos. "Las enfermedades más habituales son las que llamamos enfermedades espirituales, que la medicina tradicional llama enfermedades mentales. Cuando una persona tiene un hijo drogadicto, o un marido, alcohólico, cesante o violento, la madre necesariamente va a tener dolores de cabeza, insomnio, inestabilidad emocional".

Por su parte, un médico peruano, que atiende en el mismo consultorio, fundamenta la eficacia de la medicina mapuche en la utilización del principio activo, la efectividad de las sustancias naturales presentes en todos los medicamentos, y que los mapuche aprovechan en su estado puro a través de plantas y hierbas.

Si bien la incorporación al sistema oficial impone al machi algunos requisitos como la implementación de fichas para cada paciente, las prácticas ancestrales no sufren variación.

"Nuestros medios son las hierbas naturales, la oración, la música, y también técnicas que equivalen a la reflexología y a la aromaterapia, el uso de hierbas aromáticas".

La oración se dirige al Dios mapuche, una fuerza creadora denominada Ngnechén, que gobierna el universo. "Bajo él hay muchos guardianes, comparables a lo que el cristianismo llama ángeles. Son espíritus de la naturaleza, de la luz, el agua, la tierra, las plantas, el aire, la vida".

Sueños, visiones y vivencias van entregando el conocimiento al machi, que no recibe una formación especìfica, sino que hereda su condición de los antepasados y se va perfeccionando con la pràctica. "Yo me considero como una persona dotada de aptitudes especiales. Me acompañan los espíritus de mis antepasados que también fueron machis, y que me ayudan a detectar la enfermedad y sus causas, sus dolencias, sus problemas espirituales. Mi abuelo materno era machi, mi tía también, mi bisabuelo, mi tatarabauela- Es un espíritu que va pasando de un cuerpo a otro, a través de las generaciones. Mis descendientes también lo van a heredar".

El kultrún mapuche ocupa un lugar central en actividad del machi, que requiere al igual que toda práctica chamánica, de un estado de trance, en el cual se contacta con los espíritus, y recibe la iluminación y los poderes que le permiten sanar. "El kultrún es como la tierra, un plato abierto hacia el cielo, en el cielo está la otra parte, en el wenu mapu. Cuando nosotros hablamos de Mapu hablamos de un espacio, un lugar en el cosmos. No sólo es la tierra. Wenu Mapu es arriba, Nae mapu, es aquí, sobre la tierra, minche mapu es el fondo de la tierra. El kultrùn está orientado hacia el Wenu Mapu, y recibe toda la energía de él y a través de él el machi recibe mensajes y a la vez eleva sus mensajes al wenu mapu. El kultrún es un medio. Con él armonizamos el ambiente para la sanación, para la oración, para conectarnos con el cosmos y elevar nuestro espíritu".

El ritmo y el sonido, se unen al poder de la palabra. El agua, la tierra y el fuego también son convocados en auxilio del enfermo. Esta comunión con los espíritus justifica la negativa del machi a ser fotografiado durante las oraciones. "Cuando estoy trabajando con los espìritus a ellos no les gusta, porque me separo de ellos".


fuente: http://www.nuestro.cl/

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