jueves, 31 de marzo de 2011

(un alto en el camino)

Mientras iba caminando por la calle merced , con el pecho lleno de angustia, la cabeza repleta de ideas y con los ojos pegados al cemento bajo mis pies, levanté la cabeza para mirar el camino y no chocar con nadie, pero de pronto me encontré con mi propia pequeñez. Se que no soy una mujer alta, pero esa cantidad de edificios y semejante altura, me hicieron sentir angustiada y pequeñisima, a cada segundo más indefensa, pero aún así seguí mi camino no podía detenerme a esperar que la vida pasara a mi lado sin hacer nada, y así fue como me lleve conmigo hasta mi casa, un gesto que me hizo recuperar el alma, a dos cuadras de mi abrumo y un semáforo en verde, un perro me quedo mirando fijamente, le contesté con otra mirada y fue como si desde muy dentro suyo, me hubiese sonreído para quitarme la pena que llevaba a cuestas, no sé donde la dejó no sé que hizo con ella, pero fue un segundo en el que pude continuar y con una pequeña sonrisa en mis ojos.

(Cuando camino y me encuentro conmigo misma, es cuando me siento libre ...)

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